Pareciera que mi abandonado blog se ha convertido en lugar de obituarios. Nada más lejos de la verdad,
prefiero que digan que es un lugar de homenaje a personas a las que verdaderamente aprecio.
Silvia, hermana del papá de Claudia, mi esposa, falleció hace algunos dias.
Para empezar a decir algo de ella, debo, definitivamente, empezar por la ocasión en que
cuando me conoció me preguntó por mi apellido, directa y mirandome a los ojos.
Claudia ya me había advertido lo especial que era. Sin embargo, y contra todo pronostico
supe ganarmela poco a poco y creo que ayudó el que parte de mis raíces sean de Arequipa.
Lo que más me gustaba de la tía Silvia era su risa, limpia, sonora y muy alegre cuando yo
la hacía reir com mis comentarios o cuando ella, haciendome cómplice, me contaba un secreto.
La voy a extrañar porque me alegraba el corazón con el "cómo estás?" más sincero que alguien me ha dicho
mientras apretaba mi mano y me acariciaba la cara.
La voy a extrañar porque me decía: "sientate aquí, conmigo" y comenzaba a preguntarme por toda mi familia.
La voy a extrañar porque me trató como a un hijo.
Deja un gran vacío en nuestras vidas y solo queda recordarla fuerte, alegre, sincera y honorable.
Cumpliste, tia Silvia, Ya no sufres más. Descansa en paz.